¿Cuántas veces
estamos tan cabreados/tristes/ansiosos que hacemos cosas de las que más tarde
nos arrepentimos?
Una emoción es
una experiencia que conlleva sensaciones corporales, pensamientos e impulsos
para actuar de una determinada forma.
En ocasiones
tenemos emociones tan intensas que perdemos el control y sólo podemos pensar en
realizar una acción que alivie o reduzca la intensidad de la emoción (por
ejemplo, dar un portazo). Este alivio es completamente pasajero, al rato nos
arrepentimos y la emoción aumenta de nuevo, por lo que necesitamos hacer algo
todavía peor para reducirlo, estamos dentro de un círculo vicioso.
La mayoría de
las emociones van y vienen y si las dejamos en su curso natural, desaparecen en
cuestión de minutos. Si es más duradero, es un estado de ánimo, no una emoción
y por lo tanto, será menos intenso (por ejemplo, podemos pasar un día con mal
humor, pero el ataque de ira sólo es momentáneo).
Cada emoción
viene seguida de una serie de impulsos que creemos que reducen esa emoción:
- · Ira: romper algo, gritar, insultar, mandar a la mierda, echar a correr, conductas autolesivas, pegar…etc.
- · Ansiedad: huir, gritar, comer, fumar, beber…etc.
- · Tristeza: no hacer nada, quedarte en la cama, no comer…etc.
Cuando
realizamos estos impulsos, aumenta nuestra emoción y aparece un nuevo impulso,
quizá incluso más intenso que el primero, no podemos dejarnos llevar por estas
conductas inducidas por las emociones, no somos títeres de esa emoción, no
tenemos que permitir que por el hecho de que aparezca un impulso, tengamos que
hacerlo, no puede determinar nuestra conducta.
Cuando aparezca
una emoción intensa, observa y comprende esa emoción, escucha el mensaje que te
manda (por ejemplo, si estás cabreado el mensaje es: “Alguien te está
ofendiendo, habla con él”, y observa si es falsa alarma o no), observa sin
juzgarte (la autocrítica empeora las emociones) los impulsos que te provoca esa
emoción, y decide si merece la pena realizarlo o más tarde nos arrepentiremos.
¿Qué significa
dejar que las emociones sigan su curso natural?
Con esto nos
referimos a que las emociones presentan una curva de intensidad y duración,
suele aumentar rápidamente viviéndolo como algo bastante desagradable, pero
toda emoción si dejamos que siga su curso natural, va reduciendo su intensidad
y termina por desaparecer, las emociones se agotan rápidamente (por ejemplo, en
la ansiedad hay una fase de alarma, fase de resistencia y fase de agotamiento,
desaparece).
A continuación,
os contaremos el día de Silvia:
“Silvia tuvo un
día estresante en el trabajo, durante una reunión, su jefe criticó un informe
mal redactado, tras lo cual, encomendó dos proyectos más con unos plazos
imposibles. Silvia sentía tanta
impotencia que no aguantaba la emoción, por lo que se fue a jugar al tenis con
una amiga para intentar reducir esa sensación, y aunque normalmente disfruta
del tenis, ese día estaba tan preocupada que se sentía irritable y al no ser capaz
de concentrarse, falló varias pelotas seguidas, fue cuando sintió el impulso de
lanzar la raqueta contra el suelo. Su amiga no dijo nada al respecto, pero tras
una excusa se fue.
Silvia se sentía
más impotente que antes de jugar al tenis, por lo que de camino a casa, sentía
que todos los conductores iban muy lentos y se empezó a frustrar cada vez más.
Su emoción en vez de reducir, aumentaba.
Una vez en casa,
a Silvia no le apetecía hacer la cena, ni ducharse, por lo que sólo comió
patatas fritas y bebió una copa mientras veía la tele para intentar reducir ese
sentimiento tan negativo y tan frustrante, se quedó dormida y se despertó a las
4 de la mañana, con dolor de espalda, sin sueño, y se sentía mal por haber
comido tantas guarrerías y haber bebido una copa, cuando llevaba mucho tiempo
sin hacerlo.
Por la mañana,
al despertar a las 6:30, se acordó que no se había duchado, se encontraba fatal
por el alcohol, estaba agotada y no había redactado los informes, por lo que
estuvo torturándose por su falta de autocontrol.
Cuando estamos
irritados o furiosos a menudo hacemos cosas de las que más tarde nos
arrepentiremos, normalmente sabemos que nos estamos comportando imprudentemente
pero perdemos el control ya que esto alivia por un momento la intensidad de la
emoción, pero ese alivio es pasajero.
La necesidad de
reducir una emoción negativa nos lleva a realizar impulsos que de primeras lo
reducen, pero más tarde lo hacen más
grande, por lo que no sólo no redujo la impotencia en el ámbito laboral, sino
que, se distanció con la amiga del tenis, bebió… La impotencia se convirtió en
vergüenza, culpa, rabia, arrepentimiento…etc.
Si Silvia se
hubiera centrado en su impotencia, sabría que es un sentimiento negativo pero
que pasará solo en pocos minutos si le dejamos que viva su curso natural y no
nos sentimos mal por sentir eso, ya que las emociones las tenemos todos.”
Escucha
tus emociones y no dejes que éstas te dominen

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