jueves, 2 de abril de 2020

Taeguk Kumgang


Cada día, al finalizar el trabajo me hace ser más consciente de la gravedad de esta situación para muchas personas. Independientemente de pacientes, intervenciones en el teléfono de emergencias, amigos y familiares, es duro ver como las personas te transmiten su miedo, su agobio, como hay personas que han perdido a seres queridos, personas que trabajan en el sector sanitario y se han contagiado por ayudar a los demás, personas que se ven desbordadas por esta situación, etc.

Me he puesto a reflexionar sobretodo lo que esta pasando y una herramienta fundamental en la que tenemos que apoyarnos es en la resiliencia, es decir, la capacidad que tenemos para afrontar y adaptarnos a situaciones estresantes, crisis vitales o traumáticas. Cuando hablamos de enfrentarnos a este tipo de situaciones, obviamente vamos a experimentar emociones que nos generan malestar, que tengan un gran impacto a nivel cognitivo, fisiológico y conductual.

Tenemos que normalizar lo que nos esta ocurriendo y validarlo, ya que cada emoción es adaptativa y nos pone en contacto con el contexto. Sin embargo, una emoción puede ser desadaptativa cuando se mantiene en el tiempo y nos empieza a causar síntomas físicos o limitaciones. Se trata de afrontar los obstáculos que aparezcan, transformarlos y aprender a manejar nuestro talón de Aquiles. Porque la resiliencia se puede aprender y entrenar.


El nombre de este blog, hace alusión a uno de los poomsaes superiores de taekwondo. Un poomsae es una combinación de técnicas de defensa y ataques, en las que cada uno de ellos tiene una parte filosófica en las que se sustenta este arte marcial.
La traducción de esta palabra, Kumgang hace referencia a la dureza y fuerza, de hecho se traduce como diamante, aunque también tiene la connotación de montaña, ya que da nombre a una de las montañas más emblemáticas de Corea del sur (Kumgang San, perteneciente  a la cordillera Taebek).


La filosofía de este poomsae se centra en los elementos que se mantienen firmes ante cualquier adversidad, la fortaleza que todos tenemos y que no se rompe, que mediante el aprendizaje podemos aliviar el sufrimiento mental. Se trata de hacer un ejercicio de equilibrio emocional, en el que hay que aprender a manejar emociones que nos generan malestar y canalizarlas.

Para dominar un poomsae se requiere tiempo, dedicación, trabajo, constancia y cometer errores. Hablamos de un conjunto de cualidades para llegar a esa filosofía y no solamente de cualidades físicas, es decir, se requiere trabajar con pensamientos y preocupaciones que nos limitan.
Y es que, hay que tener un equilibrio entre cuerpo y mente para llegar a alcanzar el significado de cada uno de los poomsaes.

Para ello, hay que estar dispuestos a pasar por procesos duros, estamos hablando de aprender a recibir golpes, quedarte sin respiración, tener moratones por todo el cuerpo, sangrar, acostumbrarte al dolor físico, acostumbrarte a trabajar con los pensamientos distorsionados que no te dejan avanzar, aprender a bloquear ataques, aprender a mirar desde otra perspectiva, aprender que aunque puedas causar daño a otra persona la mejor pelea es la que evitas y para ello hay que tener un nivel adecuado de regulación emocional.

De hecho, no siempre que entrenas te encuentras o te sientes igual y muchos obstáculos que aparecen en el entrenamiento, los traemos nosotros. Recuerdo en uno de ellos, en donde teníamos que romper una tabla de madera de un puñetazo. En ese momento mi pensamiento principal era "No voy a poder", por más intentos que realicé, termine con la mano hinchada y morada, y en cada golpe la impotencia cada vez era mayor. Hasta que me di cuenta de que algo no estaba haciendo bien y era la manera de enfocarlo, "¿Porque no voy a poder?".

De cada experiencia negativa siempre, siempre se puede sacar un aprendizaje positivo, y lo digo por experiencia propia. El hecho de superar un evento traumático es un aprendizaje positivo, porque nos da herramientas para que nos podamos enfrentar de nuevo al mundo trabajando con nuestros miedos, con nosotros mismos, con nuestro malestar, aumentando nuestro repertorio de herramientas para poder acercarnos a ser como una montaña o un diamante. Hago hincapié en que el tiempo en la montaña es cambiante, hay días de ventisca, pero también días de sol. Y en la dureza del diamante, ya que es el único material que solo puede ser modelado por otro diamante y a pesar de ser modelado, no pierde sus cualidades.

Nos podemos apoyar en recursos o afrontamientos que hemos utilizado para gestionar situaciones difíciles a lo largo de nuestra vida, de nuestro apoyo social, relajación, yoga, música, etc.
Obviamente hay situaciones en los que todos, necesitamos que nos ayuden, nos guíen o nos enseñen a gestionarlo, pero el papel de gestionarlo y solucionarlo lo llevamos nosotros.

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