viernes, 8 de mayo de 2020

Emoción y regulación emocional



El rostro constituye uno de los primeros estímulos que recibimos al nacer y desde el punto de vista biológico, psicológico y social es el objeto visual de mayor significación para el ser humano (Lopera, 2000).

En las emociones encontramos diferentes componentes;
·         Experiencia emocional subjetiva; esta experiencia depende de lo que nos sucede realmente, de cómo lo interpretemos, el significado que le damos y el conjunto de procesos cognitivos que se activan a partir de ese momento.
·         Reacciones fisiológicas; (aceleración pulso, aumento respiración, sudoración, nudo en la garganta,…) las reacciones que acompañan a la vivencia, y de la expresión facial, ya que si aumenta la activación fisiológica aumenta la emoción y viceversa. Por otro lado, si aumenta la expresión emocional aumenta la emoción y viceversa.
·         Tendencias expresivas y conductuales; hace referencia a la manera de actuar cuando aparece una emoción. Qué estrategias utilizamos, estas pueden ser adaptativas (relajación) o desadaptativas (evitación, aumento de consumo de alcohol, …).


Tienen un componente innato, ya que las emociones cumplen un papel adaptativo, nos conectan con el mundo, y un componente de aprendizaje derivado de la experiencia directa, al enfrentarnos a esas situaciones que lo generan, o por observación (qué conclusiones sacamos de esas experiencias, como hemos valorado esa situación y cómo vamos a interpretar esa situación a partir de ahora). 

Por ejemplo, una persona que ha sufrido un episodio en el que un perro le ha mordido, puede desarrollar fobia a los perros, y es que, a pesar de que su cuerpo reacciona ante un peligro o amenaza real (la mordedura del perro), dicha persona puede generalizar esa interpretación de amenaza en situaciones futuras que no se correspondan con un peligro potencial. Es decir, si esta persona, una vez que el episodio ha finalizado, interpreta que cualquier perro o estímulo que se asocie con un perro (collar, veterinario, etc.) es un peligro real, la interpretación de amenaza desencadena una reacción emocional de miedo intensa. 

Dichas interpretaciones o creencias que esa persona tiene de que los perros van a morderle, puede que cada vez sean más intensas o frecuentes y probablemente evite situaciones en las que pueda encontrarse con perros, por miedo a que le puedan hacer daño. Por lo que a pesar de que ese miedo en su origen fue una respuesta innata ante un peligro real, se ha condicionado una respuesta de miedo ante estímulos que esa persona interpreta como amenazantes y que no se corresponden con la situación de peligro real.


Las emociones nos preparan para adaptarnos al entorno y poder así resolver las situaciones que se nos presentan, nos dan ese empujón para poder afrontarlo. No hay que categorizar las emociones como buenas o malas, porque todas nos sirven para conectarnos con el contexto, lo que pasa es que algunas de ellas nos generan malestar. Sin embargo, una vez que la situación ha pasado, la interpretación que demos es muy importante, ya que va a influir en situaciones futuras. En esta interpretación hacemos un balance sobre nuestras necesidades, motivaciones o metas.

Por ello, cada uno de nosotros tiene su manera de vivir o experimentar las emociones, dependen del aprendizaje, de nuestro estilo de afrontamiento, nuestra personalidad, la manera de interpretar la situación, etc.

La regulación emocional trata de modificar tanto la expresión exterior como la experiencia subjetiva de cualquier emoción.
Se trata en primer lugar, de identificar, reconocer y validar las propias emociones y las de los demás.

Establecer la relación entre nuestro pensamiento, emoción y conducta.
Seguidamente tenemos que modular las respuestas emocionales inadecuadas o desproporcionadas para prevenir consecuencias personales y sociales, ya que la mayoría de nuestros problemas cotidianos pueden ser fruto de una mala contestación, de ser impulsivos, no tener en cuenta cómo se encuentra la persona que tenemos delante a la hora de comunicar algo, etc.

Es importante regular las emociones, porque hay situaciones en las que aparecen emociones que nos generan malestar, por lo que es importante no intensificarlas y no mantenerlas en el tiempo para poder mantener una buena calidad de vida.
Un ejemplo sería como cuando buceamos y tenemos que dosificar y gestionar el aire.

Validar las emociones nos permite normalizar nuestra emoción, es decir, puedo sentir irritabilidad ante una mala contestación, pero no puedo actuar con violencia. Por eso se trata de regular, modular o gestionar la reacción ante los sucesos o situaciones que nos afecten.

En las emociones encontramos reglas de expresión, es decir que cada cultura tiene unas reglas diferentes y por lo tanto estas reglas nos exigen una mínima regulación porque determinadas reacciones emocionales no están bien vistas socialmente.

Por otro lado, se identifican reglas de sentimiento, las cuales son más profundas y son las que nos dicen cómo hay que sentirse. Hay reglas que son implícitas, e incluso reglas que prescriben, son las que no debemos de obedecer (por ejemplo; odio a los judíos). Sin embargo, a veces nos exigen que, aunque no las sintamos debemos tenerlas.
Las reglas implícitas exigen que luchemos y que tengamos que aceptarlas, al igual que las razones morales, en las que en ocasiones queremos cambiar las emociones (por ejemplo; envidia).

Hasta cierto punto somos responsables de lo que sentimos, las emociones son pasivas, pero vienen determinadas por valores o creencias (emociones prejuiciadas).

Cuando hablamos de modular una emoción se trata de intensificar o bajar la intensidad de dicha emoción. En trastornos depresivos, se trata de intensificar emociones que nos proporcionen bienestar.
Para ello hay que regular la experiencia emocional subjetiva, el sentimiento. La emoción es una respuesta a sucesos que nos afectan especialmente y que son relevantes para la persona en algún aspecto esencial. Por lo que, solo surgen emociones de aquello que nos afecta.

El tipo de emoción que aparece depende de los rasgos que percibimos de los eventos, depende del significado que le demos o interpretemos (en función de valores, deseos, metas, …).

Dentro de la emoción encontramos diferentes componentes;
·         Experiencia emocional subjetiva; esta experiencia depende de lo que nos sucede realmente, de cómo lo interpretemos, el significado que le damos y el conjunto de procesos cognitivos que se activan a partir de ese momento.
·         Reacciones fisiológicas; (aceleración pulso, aumento respiración, sudoración, nudo en la garganta,…) las reacciones que acompañan a la vivencia, y de la expresión facial, ya que si aumenta la activación fisiológica aumenta la emoción y viceversa. Por otro lado, si aumenta la expresión emocional aumenta la emoción y viceversa.
·         Tendencias expresivas y conductuales; hace referencia a la manera de actuar cuando aparece una emoción. Qué estrategias utilizamos, estas pueden ser adaptativas (relajación) o desadaptativas (evitación, aumento de consumo de alcohol, …).


Un ejemplo es que, a la hora de los entrenamientos que hago, hay mucho nivel de exigencia y la parte donde más hay que regular es en el combate. Más concretamente cuando me toca enfrentarme contra dos compañeros a la vez. 

Hay muchas limitaciones en esa situación, porque hay que añadir la altura o diferencia de peso de uno de ellos, con lo que tiene más alcance o potencia de pegada, y otro handicap más es que,durante el primer asalto, ellos pueden utilizar técnicas de pierna (patadas, rodillas, bloqueos) y en mi caso, solamente técnicas de brazo (jab, directo, crochet, bloqueos, codos, etc), lo cual potencia mucho más esa diferencia de alcance.

Parto de la base de que voy a recibir golpes, ya me he habituado a ello, y es que cuando más te expones a una situación, esa primera reacción de miedo que aparece va bajando de intensidad y se modula. Es decir, cuando me preparo siempre tengo respeto a mis compañeros, no miedo. 

Cuando llega ese primer asalto, tengo que ser capaz de jugar con mis desventajas para poder solventarlas, es decir, si una persona tiene más alcance, voy a pegarme a su guardía para no dejarle recorrido o espacio suficiente para poder dar una patada o no dejar que su cadera haga todo el recorrido, con lo que disminuyo su nivel de potencia. Además, se que en peso crucero o pesado la recuperación física es más lenta, con lo que puedo forzarle a que se canse , por ejemplo, a través del cambio de guardia. A pesar de que entrenemos ambas piernas y brazos por igual, siempre tenemos mas habilidad, precisión, rapidez o potencia de un lado que de otro. Por lo que como soy zurda y me manejo mejor con la izquierda estoy obligando a la otra persona a forzarse más físicamente para encontrar el hueco.

Si trabajo con sus limitaciones, también añado el componente psicológico porque no se siente tan cómodo y el echo de pegarme a su guardía suele producir sensación de agobio, por lo que es más fácil cometer errores.

En cuanto al otro compañero, puedo utilizar esquivos, bloqueos, codazos y golpes principalmente al cuerpo. Al tener la misma estatura y más o menos el mismo peso, recibir sus golpes es mucho más proporcionado.

Por lo que aunque parezca que la guerra esta perdida, por muchas desventajas que haya, hay que centrarse en trabajar con ellas y en potenciar puntos fuertes que nos ayuden a manejar la situación, aun sabiendo que lo vamos a pasar mal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario