viernes, 8 de mayo de 2020

Emoción y regulación emocional



El rostro constituye uno de los primeros estímulos que recibimos al nacer y desde el punto de vista biológico, psicológico y social es el objeto visual de mayor significación para el ser humano (Lopera, 2000).

En las emociones encontramos diferentes componentes;
·         Experiencia emocional subjetiva; esta experiencia depende de lo que nos sucede realmente, de cómo lo interpretemos, el significado que le damos y el conjunto de procesos cognitivos que se activan a partir de ese momento.
·         Reacciones fisiológicas; (aceleración pulso, aumento respiración, sudoración, nudo en la garganta,…) las reacciones que acompañan a la vivencia, y de la expresión facial, ya que si aumenta la activación fisiológica aumenta la emoción y viceversa. Por otro lado, si aumenta la expresión emocional aumenta la emoción y viceversa.
·         Tendencias expresivas y conductuales; hace referencia a la manera de actuar cuando aparece una emoción. Qué estrategias utilizamos, estas pueden ser adaptativas (relajación) o desadaptativas (evitación, aumento de consumo de alcohol, …).


Tienen un componente innato, ya que las emociones cumplen un papel adaptativo, nos conectan con el mundo, y un componente de aprendizaje derivado de la experiencia directa, al enfrentarnos a esas situaciones que lo generan, o por observación (qué conclusiones sacamos de esas experiencias, como hemos valorado esa situación y cómo vamos a interpretar esa situación a partir de ahora). 

Por ejemplo, una persona que ha sufrido un episodio en el que un perro le ha mordido, puede desarrollar fobia a los perros, y es que, a pesar de que su cuerpo reacciona ante un peligro o amenaza real (la mordedura del perro), dicha persona puede generalizar esa interpretación de amenaza en situaciones futuras que no se correspondan con un peligro potencial. Es decir, si esta persona, una vez que el episodio ha finalizado, interpreta que cualquier perro o estímulo que se asocie con un perro (collar, veterinario, etc.) es un peligro real, la interpretación de amenaza desencadena una reacción emocional de miedo intensa. 

Dichas interpretaciones o creencias que esa persona tiene de que los perros van a morderle, puede que cada vez sean más intensas o frecuentes y probablemente evite situaciones en las que pueda encontrarse con perros, por miedo a que le puedan hacer daño. Por lo que a pesar de que ese miedo en su origen fue una respuesta innata ante un peligro real, se ha condicionado una respuesta de miedo ante estímulos que esa persona interpreta como amenazantes y que no se corresponden con la situación de peligro real.


Las emociones nos preparan para adaptarnos al entorno y poder así resolver las situaciones que se nos presentan, nos dan ese empujón para poder afrontarlo. No hay que categorizar las emociones como buenas o malas, porque todas nos sirven para conectarnos con el contexto, lo que pasa es que algunas de ellas nos generan malestar. Sin embargo, una vez que la situación ha pasado, la interpretación que demos es muy importante, ya que va a influir en situaciones futuras. En esta interpretación hacemos un balance sobre nuestras necesidades, motivaciones o metas.

Por ello, cada uno de nosotros tiene su manera de vivir o experimentar las emociones, dependen del aprendizaje, de nuestro estilo de afrontamiento, nuestra personalidad, la manera de interpretar la situación, etc.

La regulación emocional trata de modificar tanto la expresión exterior como la experiencia subjetiva de cualquier emoción.
Se trata en primer lugar, de identificar, reconocer y validar las propias emociones y las de los demás.

Establecer la relación entre nuestro pensamiento, emoción y conducta.
Seguidamente tenemos que modular las respuestas emocionales inadecuadas o desproporcionadas para prevenir consecuencias personales y sociales, ya que la mayoría de nuestros problemas cotidianos pueden ser fruto de una mala contestación, de ser impulsivos, no tener en cuenta cómo se encuentra la persona que tenemos delante a la hora de comunicar algo, etc.

Es importante regular las emociones, porque hay situaciones en las que aparecen emociones que nos generan malestar, por lo que es importante no intensificarlas y no mantenerlas en el tiempo para poder mantener una buena calidad de vida.
Un ejemplo sería como cuando buceamos y tenemos que dosificar y gestionar el aire.

Validar las emociones nos permite normalizar nuestra emoción, es decir, puedo sentir irritabilidad ante una mala contestación, pero no puedo actuar con violencia. Por eso se trata de regular, modular o gestionar la reacción ante los sucesos o situaciones que nos afecten.

En las emociones encontramos reglas de expresión, es decir que cada cultura tiene unas reglas diferentes y por lo tanto estas reglas nos exigen una mínima regulación porque determinadas reacciones emocionales no están bien vistas socialmente.

Por otro lado, se identifican reglas de sentimiento, las cuales son más profundas y son las que nos dicen cómo hay que sentirse. Hay reglas que son implícitas, e incluso reglas que prescriben, son las que no debemos de obedecer (por ejemplo; odio a los judíos). Sin embargo, a veces nos exigen que, aunque no las sintamos debemos tenerlas.
Las reglas implícitas exigen que luchemos y que tengamos que aceptarlas, al igual que las razones morales, en las que en ocasiones queremos cambiar las emociones (por ejemplo; envidia).

Hasta cierto punto somos responsables de lo que sentimos, las emociones son pasivas, pero vienen determinadas por valores o creencias (emociones prejuiciadas).

Cuando hablamos de modular una emoción se trata de intensificar o bajar la intensidad de dicha emoción. En trastornos depresivos, se trata de intensificar emociones que nos proporcionen bienestar.
Para ello hay que regular la experiencia emocional subjetiva, el sentimiento. La emoción es una respuesta a sucesos que nos afectan especialmente y que son relevantes para la persona en algún aspecto esencial. Por lo que, solo surgen emociones de aquello que nos afecta.

El tipo de emoción que aparece depende de los rasgos que percibimos de los eventos, depende del significado que le demos o interpretemos (en función de valores, deseos, metas, …).

Dentro de la emoción encontramos diferentes componentes;
·         Experiencia emocional subjetiva; esta experiencia depende de lo que nos sucede realmente, de cómo lo interpretemos, el significado que le damos y el conjunto de procesos cognitivos que se activan a partir de ese momento.
·         Reacciones fisiológicas; (aceleración pulso, aumento respiración, sudoración, nudo en la garganta,…) las reacciones que acompañan a la vivencia, y de la expresión facial, ya que si aumenta la activación fisiológica aumenta la emoción y viceversa. Por otro lado, si aumenta la expresión emocional aumenta la emoción y viceversa.
·         Tendencias expresivas y conductuales; hace referencia a la manera de actuar cuando aparece una emoción. Qué estrategias utilizamos, estas pueden ser adaptativas (relajación) o desadaptativas (evitación, aumento de consumo de alcohol, …).


Un ejemplo es que, a la hora de los entrenamientos que hago, hay mucho nivel de exigencia y la parte donde más hay que regular es en el combate. Más concretamente cuando me toca enfrentarme contra dos compañeros a la vez. 

Hay muchas limitaciones en esa situación, porque hay que añadir la altura o diferencia de peso de uno de ellos, con lo que tiene más alcance o potencia de pegada, y otro handicap más es que,durante el primer asalto, ellos pueden utilizar técnicas de pierna (patadas, rodillas, bloqueos) y en mi caso, solamente técnicas de brazo (jab, directo, crochet, bloqueos, codos, etc), lo cual potencia mucho más esa diferencia de alcance.

Parto de la base de que voy a recibir golpes, ya me he habituado a ello, y es que cuando más te expones a una situación, esa primera reacción de miedo que aparece va bajando de intensidad y se modula. Es decir, cuando me preparo siempre tengo respeto a mis compañeros, no miedo. 

Cuando llega ese primer asalto, tengo que ser capaz de jugar con mis desventajas para poder solventarlas, es decir, si una persona tiene más alcance, voy a pegarme a su guardía para no dejarle recorrido o espacio suficiente para poder dar una patada o no dejar que su cadera haga todo el recorrido, con lo que disminuyo su nivel de potencia. Además, se que en peso crucero o pesado la recuperación física es más lenta, con lo que puedo forzarle a que se canse , por ejemplo, a través del cambio de guardia. A pesar de que entrenemos ambas piernas y brazos por igual, siempre tenemos mas habilidad, precisión, rapidez o potencia de un lado que de otro. Por lo que como soy zurda y me manejo mejor con la izquierda estoy obligando a la otra persona a forzarse más físicamente para encontrar el hueco.

Si trabajo con sus limitaciones, también añado el componente psicológico porque no se siente tan cómodo y el echo de pegarme a su guardía suele producir sensación de agobio, por lo que es más fácil cometer errores.

En cuanto al otro compañero, puedo utilizar esquivos, bloqueos, codazos y golpes principalmente al cuerpo. Al tener la misma estatura y más o menos el mismo peso, recibir sus golpes es mucho más proporcionado.

Por lo que aunque parezca que la guerra esta perdida, por muchas desventajas que haya, hay que centrarse en trabajar con ellas y en potenciar puntos fuertes que nos ayuden a manejar la situación, aun sabiendo que lo vamos a pasar mal. 

lunes, 27 de abril de 2020

Erótica


La mayor información que tenemos sobre el sexo proviene del porno, pero al igual que las películas de amor, no quiere decir que las relaciones sentimentales sean así de idílicas, dando paso a creación de mitos, prejuicios o ideas preconcebidas que si luego no se adaptan a nuestras experiencias sexuales pueden desencadenar problemas en la erótica.

Hay que tener en cuenta que en películas pornográficas no hay diversidad genital, ya que hay diversas formas de labios vaginales o de tipos de pene, por ejemplo.

También se muestran cuerpos bellos y ausencia de vello corporal.

Además que la respuesta erótica que se muestra es fantasiosa, hay una respuesta de erección inmediata, eyaculación o lubricación exagerada, posturas acrobáticas imposibles y practicas de tríos, penetración anal, etc.

Es decir, que se reducen las relaciones sexuales o la sexualidad a tocar los genitales, penetración y orgasmo.

Encontramos que la sexualidad esta muy genitalizada y la genitalidad muy sobrevalorada.

Nuestra vida sexual viene determinada por nuestras experiencias previas, por cómo nos han educado en esta área, por cuál ha sido nuestro aprendizaje y cómo lo hemos llevado a cabo. Somos seres sexuados y vamos descubriendo nuestra identidad y nuestra orientación sexual.

La sexualidad es mucho más que la práctica de determinadas conductas, son actitudes, sentimientos, el componente social, biológico o cultural de cómo vivimos nuestro sexo (si nos consideramos heterosexuales, homosexuales, si somos más femeninos, etc.), cada persona lo vive de manera diferente y se va construyendo a lo largo de nuestra vida, y la manera que tenemos de expresar nuestra sexualidad es a través de la erótica.

Es una de nuestras funciones básicas y es un área importante para nosotros, no solo para reproducirnos, sino para comunicarnos de una manera diferente con nuestra pareja u compañero, por su valor reforzante, ya que es placentero en sí mismo y para sentirnos deseados y desear a nuestro compañero.

Es una parte esencial cuando tenemos pareja de una manera bidireccional, puede ser que debido a ciertos problemas en otras áreas (reparto de tareas en el hogar, problemas en el trabajo, etc.) está puede verse afectada, o al revés, si hay algún problema que surge en el área sexual, se vea repercutido en otro área. Pero esta relación también se puede dar en personas solteras.

A pesar de que es un tema del que se empieza a hablar de una manera más natural, aun podemos encontrarnos con dificultades a la hora de compartirlo con nuestro entorno o profesionales, y a pesar de que es una parte íntima de nuestra vida, podemos aprender a normalizarlo.

Como he mencionado antes, la sexualidad es mucho más, abarca un conjunto de cambios psicofisiológicos asociados a conductas eróticas. El término psicofisiológico hace referencia a dos aspectos, por un lado encontramos cambios físicos en nuestro organismo; la erección, lubricación, aumento del clítoris, etc. y por otro lado está la parte psicológica, que abarcan desde nuestras percepciones sensoriales, hasta pensamientos o valoraciones sobre la satisfacción de nuestras conductas eróticas.
No debemos olvidarnos de las emociones, ya que también juegan un papel importante y van de la mano de nuestros pensamientos y percepciones sensoriales, de manera que si estamos centrados en ese momento, nos dejamos llevar y focalizamos la atención en las sensaciones corporales, es más probable que disfrutemos de esa experiencia. Sin embargo, si nos enredamos en pensamientos o preocupaciones durante las prácticas eróticas, pasando por alto las caricias, besos, etc. con la idea de que termine rápido, o hemos tenido una mala experiencia previa es más probable que no disfrutemos.


jueves, 2 de abril de 2020

Taeguk Kumgang


Cada día, al finalizar el trabajo me hace ser más consciente de la gravedad de esta situación para muchas personas. Independientemente de pacientes, intervenciones en el teléfono de emergencias, amigos y familiares, es duro ver como las personas te transmiten su miedo, su agobio, como hay personas que han perdido a seres queridos, personas que trabajan en el sector sanitario y se han contagiado por ayudar a los demás, personas que se ven desbordadas por esta situación, etc.

Me he puesto a reflexionar sobretodo lo que esta pasando y una herramienta fundamental en la que tenemos que apoyarnos es en la resiliencia, es decir, la capacidad que tenemos para afrontar y adaptarnos a situaciones estresantes, crisis vitales o traumáticas. Cuando hablamos de enfrentarnos a este tipo de situaciones, obviamente vamos a experimentar emociones que nos generan malestar, que tengan un gran impacto a nivel cognitivo, fisiológico y conductual.

Tenemos que normalizar lo que nos esta ocurriendo y validarlo, ya que cada emoción es adaptativa y nos pone en contacto con el contexto. Sin embargo, una emoción puede ser desadaptativa cuando se mantiene en el tiempo y nos empieza a causar síntomas físicos o limitaciones. Se trata de afrontar los obstáculos que aparezcan, transformarlos y aprender a manejar nuestro talón de Aquiles. Porque la resiliencia se puede aprender y entrenar.


El nombre de este blog, hace alusión a uno de los poomsaes superiores de taekwondo. Un poomsae es una combinación de técnicas de defensa y ataques, en las que cada uno de ellos tiene una parte filosófica en las que se sustenta este arte marcial.
La traducción de esta palabra, Kumgang hace referencia a la dureza y fuerza, de hecho se traduce como diamante, aunque también tiene la connotación de montaña, ya que da nombre a una de las montañas más emblemáticas de Corea del sur (Kumgang San, perteneciente  a la cordillera Taebek).


La filosofía de este poomsae se centra en los elementos que se mantienen firmes ante cualquier adversidad, la fortaleza que todos tenemos y que no se rompe, que mediante el aprendizaje podemos aliviar el sufrimiento mental. Se trata de hacer un ejercicio de equilibrio emocional, en el que hay que aprender a manejar emociones que nos generan malestar y canalizarlas.

Para dominar un poomsae se requiere tiempo, dedicación, trabajo, constancia y cometer errores. Hablamos de un conjunto de cualidades para llegar a esa filosofía y no solamente de cualidades físicas, es decir, se requiere trabajar con pensamientos y preocupaciones que nos limitan.
Y es que, hay que tener un equilibrio entre cuerpo y mente para llegar a alcanzar el significado de cada uno de los poomsaes.

Para ello, hay que estar dispuestos a pasar por procesos duros, estamos hablando de aprender a recibir golpes, quedarte sin respiración, tener moratones por todo el cuerpo, sangrar, acostumbrarte al dolor físico, acostumbrarte a trabajar con los pensamientos distorsionados que no te dejan avanzar, aprender a bloquear ataques, aprender a mirar desde otra perspectiva, aprender que aunque puedas causar daño a otra persona la mejor pelea es la que evitas y para ello hay que tener un nivel adecuado de regulación emocional.

De hecho, no siempre que entrenas te encuentras o te sientes igual y muchos obstáculos que aparecen en el entrenamiento, los traemos nosotros. Recuerdo en uno de ellos, en donde teníamos que romper una tabla de madera de un puñetazo. En ese momento mi pensamiento principal era "No voy a poder", por más intentos que realicé, termine con la mano hinchada y morada, y en cada golpe la impotencia cada vez era mayor. Hasta que me di cuenta de que algo no estaba haciendo bien y era la manera de enfocarlo, "¿Porque no voy a poder?".

De cada experiencia negativa siempre, siempre se puede sacar un aprendizaje positivo, y lo digo por experiencia propia. El hecho de superar un evento traumático es un aprendizaje positivo, porque nos da herramientas para que nos podamos enfrentar de nuevo al mundo trabajando con nuestros miedos, con nosotros mismos, con nuestro malestar, aumentando nuestro repertorio de herramientas para poder acercarnos a ser como una montaña o un diamante. Hago hincapié en que el tiempo en la montaña es cambiante, hay días de ventisca, pero también días de sol. Y en la dureza del diamante, ya que es el único material que solo puede ser modelado por otro diamante y a pesar de ser modelado, no pierde sus cualidades.

Nos podemos apoyar en recursos o afrontamientos que hemos utilizado para gestionar situaciones difíciles a lo largo de nuestra vida, de nuestro apoyo social, relajación, yoga, música, etc.
Obviamente hay situaciones en los que todos, necesitamos que nos ayuden, nos guíen o nos enseñen a gestionarlo, pero el papel de gestionarlo y solucionarlo lo llevamos nosotros.

lunes, 23 de marzo de 2020

Haiku


Se trata de una composición de poemas japoneses breves formados por un total de diecisiete sílabas repartidas en tres versos de 5, 7 y 5. Dichos poemas se basan en la emoción consciente del momento presente, por lo que hay autores que lo consideran como una herramienta complementaria para conectar con nosotros mismos. 

Los haikus nacen durante la época Edo, en el siglo XVII, en donde uno de los referentes es  el poeta Matsuo Basho. 


Uno de los ejemplos de haiku de la mano de Matsuo Basho, es el siguiente:

          A pesar de la niebla
                                                                       es bello
                                                                  el Monte Fuji

En el vemos que la descripción es muy concreta y que a medida que se hace más concreta, contiene más información, porque nos transporta a esa postal diciendo mucho con pocas palabras. 
Encontramos dos ramas en las composiciones del haiku, por un lado, los poemas se centran en describir instantes personales en sintonía con la naturaleza. Por otro lado,  se encuentran los senryu, los cuales hacen referencia a una temática más humanista, en la que se incorpora el humor, incluso el humor negro.  
El objetivo del haiku es centrarse en la atención plena, y es que, en nuestro día a día prestamos poca atención al momento en el que nos encontramos, salvo en momentos que nos generan malestar emocional, como por ejemplo acudir al medico, ruptura sentimental, etc.

Observamos en la cultura oriental, sobretodo en la japonesa, que desde pequeños les enseñan a centrarse en el momento presente y a saber apreciarlo. Un ejemplo de esto es la meditación practicada en el budismo, en donde el objetivo es mantener ese instante de consciencia a través de la respiración. 


Aunque hay filósofos occidentales que en la misma linea manifiestan que; "El camuflaje es, por esencia, una realidad que no es la que parece. Su aspecto oculta, en vez de declarar su sustancia. Por eso engaña a la mayor parte de las gentes. Sólo se puede librar de la equivocación que el camuflaje produce quien sepa de antemano, y en general, que el camuflaje existe” (José Ortega y Gasset).

Por lo que podemos concluir que el haiku puede ser interesante utilizarlo como una herramienta con la que podemos trabajar tanto con el manejo de las rumiaciones o pensamientos anticipatorios, como fomentar la resiliencia. Obviamente como una técnica complementaria al tratamiento psicológico y no por si sola, ya que, los haiku fueron una manera de expresión y de canalización emocional para la sociedad japonesa al tratarse de una herramienta para manejar respuestas emocionales que generan malestar.

De hecho, autores como Robert Epstein (psicólogo de la Universidad de Harvard) defiende los beneficios del uso del haiku en terapia para el tratamiento en adicciones


domingo, 17 de febrero de 2019

Deseo Sexual



Se trata de una de las fases de la respuesta sexual, incluida por Kaplan, al observar a pacientes que no se encontraban dentro de los trastornos de excitación u orgasmo.

A lo largo de la historia de la sexualidad, muchos autores han tenido dificultades para definirlo con claridad, debido a todos los elementos o factores que intervienen.
Podemos definirlo como una necesidad de satisfacción erótica, una fuerte motivación que nos impulsa al contacto con la otra persona en busca de un cúmulo de sensaciones físicas e inevitablemente emocionales (Zapiain). El mismo autor determina que es la esencia del sistema sexual y una de las motivaciones humanas más intensas.

Se categoriza como una experiencia que nos influye o se expresa de manera afectiva, cognitiva y biofisiológica. Es vivenciado como sensaciones especificas que mueven al individuo a buscar experiencias sexuales o mostrarse receptivo a ellas (Zapiain).
La importancia del deseo reside en que es un sentimiento subjetivo que puede ser activado por estímulos externos o internos, pudiendo desencadenar o no, un comportamiento sexual abierto (Rosen y Leiblum).

Sin embargo, el deseo sexual no es necesariamente la primera fase de la respuesta sexual, ya que cuando nos encontramos en las demás fases, el deseo persiste (Schnarch).

El resto de fases de la respuesta sexual se categoriza en;


  • Excitación; caracterizada en los hombres por la erección y en las mujeres por la lubricación.
  • Meseta; en donde se alcanza un alto grado de excitación que se mantiene durante un tiempo.
  • Orgasmo; donde el placer se incrementa, es el objetivo de la respuesta sexual.
  • Resolución; se trata del retorno al estado de no excitación.




Hay estudios que indican diferencias entre el deseo masculino y femenino. Basson concluyó que las mujeres con una sexualidad satisfactoria rara vez piensan en sexo, comienzan las relaciones sin tener deseo y se activan en situaciones de intimidad.

Sin embargo, en el hombre es más frecuente que su respuesta sexual comience con el deseo.
Como apunta Cabello, el deseo masculino se encuentra mas centrado en la búsqueda del orgasmo y el femenino tiene otros objetivos diferentes; el deseo de intimar con una persona, ser estimulada o tocada por una persona, deseo de tocar a alguien sin más y deseo de generar fantasía.
En los hombres el deseo puede ser sustituido por fantasías u otros estímulos sexuales y en la mujer tiene que darse un estimulo o un inductor que sea adecuado (Cabello).

Como he mencionado antes, para que esta fase se active, se tienen que dar estímulos internos o externos. Los externos hacen referencia a lo que percibimos a través de los sentidos (caricias, besos, susurros, etc.) y los internos a fantasías o sueños eróticos.
Dichas fantasías son fruto de experiencias que hemos tenido o que queremos llevar a cabo.

El deseo tiene un triple sistema de respuesta y para ello es necesario un buen funcionamiento neuroendocrino, así como la exposición a estímulos eróticos de suficiente intensidad y esta determinado por procesos sexuales intrapsíquicos e interpersonales (Rosen y Leiblum).

De hecho, Kaplan determina que el deseo tiene conexiones con partes del cerebro que permiten que el impulso sexual se halle integrado en la experiencia vital y el individuo resulte afectado por esa experiencia.
En la misma línea, Zapiain establece que el deseo se articula en función de la experiencia personal derivado de un contexto sociocultural que en conjunto con procesos psicológicos se configura a lo largo de la historia personal y dicha configuración del deseo es la experiencia emocional subjetiva.

El deseo sexual se puede considerar como una emoción y como tal, la función que desempeña es adaptativa, surgiendo en situaciones adecuadas de intimidad o seguridad e inhibiéndose en situaciones que interpretamos como amenazantes (Kaplan).
Cumple el papel de buscar la satisfacción mediante comportamientos sexuales específicos (Zapiain).

La configuración que cada persona va haciendo del deseo va a depender de las experiencias sexuales previas, tipo de apego, contexto socio-cultural, gestión emocional, variables psicológicas, estímulos internos o externos, enfermedades que se padezca, etc. Estos factores pueden favorecer o desfavorecer un adecuado deseo sexual, ya que la gestión que hagamos de todos ellos puede influir en las relaciones sexuales, puesto que si hay un buen deseo sexual, hay más probabilidad de tener relaciones sexuales.


Cabello, F. (2010), Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis
Gómez Zapiain, J (2009), Apego y sexualidad. Madrid: Alianza

martes, 28 de agosto de 2018

Relaciones sociales

"No conozco el secreto del éxito. Pero el secreto del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo" (Bill Cosby)

El ser humano es sociable por naturaleza, pero no por ello quiere decir que nos sepamos desenvolver bien socialmente.

Las habilidades sociales nos sirven para establecer relaciones sociales satisfactorias, pero no solo dependen de nuestras herramientas o de cómo nos desenvolvemos, también de cómo gestionamos nuestros sentimientos y los de los demás.

Las relaciones sociales pueden ser un arma de doble filo, ya que por un lado pueden ser nuestra fuente de bienestar, nos ayuda a conseguir nuestros objetivos, nos sirve como efecto amortiguador cuando surge un problema en otra área y nos hace sentirnos bien al disfrutar de planes que deseamos con nuestros amigos o familiares fomentando nuestro autoconcepto (imagen que nos formamos de nosotros mismos) y autoestima (valoración de esa imagen que hemos creado).

Pero por el otro lado, pueden generarnos mucho malestar si no sabemos cómo podemos afrontar un determinado problema o conflicto, teniendo repercusiones en nuestro estado psicológico, ya que puede aparecer emociones cómo frustración, ira o tristeza, que mantenidas en el tiempo y sumadas a un déficit en las relaciones sociales pueden favorecer la aparición de ansiedad o depresión.

Muchas veces nos dejamos llevar por nuestras emociones y decimos cosas que nos vienen a la cabeza de las que luego nos arrepentimos. Estas situaciones, generalmente y aunque no todas, vienen determinadas por nuestras vivencias, experiencias sociales previas e interpretación que hagamos de la situación, es decir, que ante una misma situación social dos personas van actuar de maneras diferentes porque ambas personas no interpretan de la misma manera el lenguaje no verbal o el mensaje que se trasmite.

Esto afecta en la calidad de nuestras relaciones, porque algunos de nuestros pensamientos anticipatorios pueden determinan nuestra conducta, por ejemplo si yo estoy en una parada de autobús y una persona me sonríe puedo interpretar que le agrado a esa persona o puedo interpretar que estoy haciendo el ridículo porque esa persona se está riendo de mí.

Otro aspecto que influye en la manera de relacionarnos es expresar nuestra opinión. Muchas veces se generan conflictos entre dos personas que no están de acuerdo, favoreciendo que haya algún conflicto entre ambas. Por ello es importante gestionar cómo trasmitimos nuestra opinión y cómo hacerlo, debido a que nos tenemos que adaptar tanto a como trasmitir a la persona que tenemos delante, cómo a la situación de una manera correcta.

Pero ¿qué es de manera correcta?  Consiste en saber qué es lo que quieres en cada momento, en no exigir, en aceptar nuestras limitaciones, en luchar por conseguir nuestros objetivos, en mantener tus ideales y en aprender a manejar y comprender de manera adecuada sus sentimientos o emociones y las de los demás.

Por lo que no es cuestión solo de aprender a cómo y cuándo decir las cosas, también hay que aprender a gestionar nuestras emociones para no arrepentirnos de lo que hacemos o decimos cuando nos convertimos en pura emoción.

¿Cómo podemos gestionar las emociones?

En primer lugar tenemos que conocernos, conocer cuando empezamos a enfadarnos o a qué sentimientos se están despertando y discriminar cuando nuestras emociones se encuentran en los niveles más altos.
Podemos verlo como si fuéramos un semáforo, cuando estamos en verde, nos encontramos bien, tranquilos, cómo normalmente somos. En ámbar es cuando empezamos a encontrarnos irritables, molestos, notamos que nos estamos enfadando. Por último, el semáforo se pone en rojo porque estamos realmente enfadados, en este estado no es aconsejable tomar decisiones o realizar algún acto, ya que al estar influenciados por una emoción intensa, es más probable que  crucemos ciertos límites que si estamos en luz verde no haríamos, porque conocemos las repercusiones que pueden tener.

Diferenciar en que color nos encontramos es uno de los primeros pasos para poder utilizar herramientas con el objetivo de reducir el número de veces que llegamos al color rojo, y es que no actuamos igual si estamos tranquilos que si estamos enfadados.

Técnicas cómo relajación (respiración abdominal, relajación muscular, etc.), autoinstrucciones (frases cortas que nos orienten a nuestro objetivo), tiempo fuera (sobre todo cuando nos encontramos en el color rojo, tenemos que distanciarnos de la situación que nos está generando esa emoción) o reestructurar pensamientos (aprender a darnos cuenta de si lo que pensamos es lo que nos está causando un estado emocional determinado, de si algún pensamiento anticipatorio está impidiendo que sigamos avanzando o si tenemos algún prejuicio que nos está frenando y aprender a poner alternativas a esos pensamientos) son algunas de las que puedes utilizar para gestionar las emociones.

Las relaciones sociales se ven afectadas cuando aparecen los conflictos o discrepancias entre amigos o familiares, el aprender a gestionar las emociones no solo las propias, también las de los demás, es clave para una mejor calidad de nuestras relaciones al favorecer un ambiente más cómodo y agradable, y al fomentar el bienestar psicológico y social.


En resumen podemos decir que para desenvolvernos bien socialmente, no solo dependemos del contexto, también dependemos de la gestión que nosotros hagamos de nuestras emociones.

domingo, 22 de julio de 2018

Una taza de té






Hay un cuento japonés en el que un anciano sabio, conocido por la sabiduría de sus doctrinas, recibió la visita de un profesor universitario que había ido a verlo para preguntarle sobre su pensamiento. 

El profesor universitario tenía fama de ser creído y orgulloso, no prestando nunca atención a las sugerencias de los demás, creyéndose siempre en posesión de la verdad. 

El sabio quiso enseñarle algo y para ello comenzó por servirle una taza de té. Comenzó hechando el té poco a poco y primero la taza se llenó.El profesor de universidad miró desbordarse el té, tan estupefacto, que no lograba explicarse una distracción tan contraria a las normas de la buena urbanidad; pero, a un cierto punto, no pudo contenerse más y dijo al anciano sabio: “¡Está llena! ¡Ya no cabe más!” 

El sabio imperturbable y sin inmutarse, le dijo: — Tú también estás lleno de tu cultura, de tus opiniones y conjeturas eruditas y completas, igual que le ocurre a esta taza. ¿Cómo puedo hablarte de la sabiduría, que sólo es comprensible a los ánimos sencillos abiertos, si antes no vacías la taza? Y es que nuestra manera de ver el mundo es clave a la hora de afrontar nuestro camino o los problemas que puedan surgir, ya que un adecuado afrontamiento se corresponde con una mejor calidad de vida. 

El afrontamiento es un proceso psicológico que aparece cuando se producen situaciones que no son de nuestro agrado o cuando las consecuencias que se han dado, no son las que nosotros esperábamos. Se trata de poner en marcha las herramientas que tenemos para adaptarnos a las demandas que pueden surgir en nuestro día a día y se encuentran en constante cambio. 

Cuando hemos salido victoriosos de una situación solemos acostumbrarnos a generalizar dichas herramientas en futuras ocasiones, dando por hecho que nos van a beneficiar, pero al estar en continuo cambio, en ocasiones no funcionan o no obtenemos las consecuencias que habíamos planeado.

Por ello es importante seguir aprendiendo nuevos recursos, a gestionar nuestras emociones y a flexibilizar nuestro patrón de pensamiento."El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información." (Albert Einstein)




El sabio, aparentando no percatarse de que la taza estaba ya llena, siguió echando té y más té, hasta que la taza rebosó y el líquido comenzó a manchar el mantel, manteniendo su expresión serena y sonriente. 


El profesor comprendió la lección y desde aquel día se esforzó en escuchar las opiniones de los demás, sin despreciar ninguna de ellas. 

El conocimiento y aprendizaje puede darse de muchas formas y todas son complementarias. Es importante salir de nuestro punto de vista y conocer otros diferentes al nuestro para poder enriquecernos.

Ser más flexibles cognitivamente nos permite no entrar tan fácilmente en errores de pensamiento o rumiaciones que puedan afectar a nuestros estados emocionales.

Y para aprender, necesitamos poner en práctica nuevos esfuerzos y cometer errores, para poder forjar nuestras experiencias, que son al fin y al cabo, donde sabemos realmente si esos recursos nos funcionan.

Fuente del cuento: https://www.taringa.net/comunidades/japonteamo/2429315/Cuentos-Cortos-Japoneses.html
Fuente de la imagen: https://pixabay.com/