La mayoría de
las personas podrían llegar a sentirse felices con lo que tienen.
Seguramente tengáis
una cama donde dormir, alimentos, amigos, familia, etc. Y a pesar de ello, en
muchas ocasiones nos sentimos desgraciados, este sentimiento no suele ser
objetivo, suele ser fruto de que nos centramos más en lo que nos falta y no
disfrutamos de lo que sí tenemos.
Si viviéramos con
menos prisas por conseguir aquello que deseamos, nos daríamos cuenta de que lo
tenemos casi todo. Para complicar aún más nuestra existencia, los pensamientos
nos juegan una mala pasada, ya que muchos de estos son irracionales, no son
situaciones reales, es lo que nos estamos imaginando.
A continuación
vamos a ir desarrollando cada tipo de pensamiento distorsionado y os vais a dar
cuenta de que estáis familiarizados con ellos:
1. Pensamiento
todo o nada / siempre o nunca: es un pensamiento de tipo perfeccionista, no
es un pensamiento realista, ya que a lo largo del día tenemos innumerables
tropiezos (se nos cae el café, pillamos un atasco…). Es imposible que todo
nos salga bien o todo nos salga mal, por lo que no deberíamos dar más
importancia de la que realmente tiene, no todos los tropiezos son caídas.
2. Filtro
mental: es un tipo de pensamiento que se caracteriza por dar más
importancia a los acontecimientos negativos que a los positivos. Es como si lleváramos
puestas unas gafas que solo nos permiten ver los aspectos negativos, por
lo que finalmente nuestra atención se vuelve distorsionada y no somos capaces
de ver la realidad con objetividad. Por ejemplo, si aprobamos tres exámenes,
pero suspendemos uno, pensaremos que estamos viviendo una desgracia o que hemos
fracasado, restando importancia a los tres que hemos aprobado.
3.
Descalificar
lo positivo: es un pensamiento por el que las personas dejan de disfrutar
de la vida y de las cosas positivas, ya que las transforman en algo negativo. Por
ejemplo, si alguien les dice un halago
tienden a pensar que no es real o que no es merecido y que hay una razón
negativa detrás.
4.
Error del
adivino: consiste en anticipar acontecimientos negativos, dando por hecho
que estos van a hacerse realidad. Este pensamiento anticipatorio modifica la
atención del individuo y por ello suelen cumplirse estas “autoprofecías” porque
se reafirma el pensamiento y finalmente, no realizó esa acción. Por ejemplo,
seguro que mi novio no me quiere y está pensando en dejarme, por esta razón me
vuelvo borde y discuto con él, por lo que mi novio me acaba dejando por mi
actitud, reafirmo la idea de que yo tenía razón y me iba a dejar y mi “autoprofecía”
se cumple. Otro tipo de pensamiento que entra dentro de esta categoría es el
creer que sabes lo que otra persona está pensando acerca de ti de una manera
negativa, damos por hecho que es verdad sin contrastarlo. Por ejemplo, cuando
te presentan a una persona en un momento inesperado en el que no estabas tan
arreglado como siempre, das por hecho que la otra persona está pensando que
eres un desastre, que vas muy mal vestido y que no tiene ningún interés en ti.
5. Razonamiento
emocional: se caracteriza por interpretar que mi estado de ánimo es por una
razón real y objetiva, sin corresponderse con la situación real, es solo una
emoción. Por ejemplo, al despedirme después de una cita con la persona que me
gusta, vuelvo a casa con ansiedad y sentimientos de vergüenza, por lo que doy
por hecho que como yo me siento así, la cita ha ido mal.
6.
Enunciaciones
“debo de” y “tengo que”: este tipo de pensamientos hacen que la persona
interprete el mundo como una lista interminable de obligaciones, lo que le
lleva a sentir frustración y ansiedad. En realidad, estas “obligaciones” siempre
son preferencias, por ejemplo, no tengo la obligación de ir a trabajar pero
prefiero ir a trabajar que quedarme sin un sueldo. Si practicamos el cambiar
estos “debos” o “tengos” por los "prefieros", nos daríamos cuenta de que no nos
cuesta tanto hacerlo.
7. Etiquetación:
este error trata de que las personas construyen su propio autoconcepto o el
concepto de los demás a raíz de los errores y puntos débiles, además estas
etiquetas llevan una carga emocional negativa. Por ejemplo, si hoy me he
tropezado, aunque no suela ser lo normal, me etiqueto a partir de ahora como un
inútil o un torpe.
8. Personalización:
este tipo de pensamiento convierte a las personas en máximos culpables o
responsables de los actos y sentimientos de los demás y de sí mismos. Por
ejemplo, si mi pareja está deprimido o agobiado, es porque soy una mala esposa
o no he sabido hacerlo feliz.
Este tipo de
errores de pensamiento están presentes en prácticamente todas las
personas, pero se puede aprender a modificar este patrón de pensamiento, lo que
nos hará mucho más felices, debido a que muchas infelicidades son fruto de
nuestros pensamientos.

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